El intercambio de huevos de Pascua de chocolate viene celebrándose desde hace poco más de ocho siglos, y está muy extendido por países como Alemania, Eslovaquia, Italia, Polonia, República Checa, Argentina, Brasil, Chile, Estados Unidos, y en zonas de Paraguay y Uruguay.
El hecho de asociar el huevo a la fertilidad y por coincidir la Pascua con la estación primaveral, estación fértil por excelencia, hace que se establezca por toda Europa como símbolo de la Pascua. De modo que rápidamente los pasteleros de la época comenzaron a elaborarlos utilizando distintos ingredientes. Primero fue el azúcar, luego el chocolate. (Wikipedia)
En España las pastelerías se llenas de preciosos huevos de Pascua en las monas y otros dulces. En la Edad Media el intercambio se hacía con huevos de tortuga, y se decoraba la cáscara, a menudo eran verdaderas obras de arte.
La costumbre del conejo de Pascua consiste en esconder huevos pintados para que los niños los encuentren. En realidad simboliza la persecución de Jesús por parte de Herodes y la intervención de Dios para evitar ser encontrados.